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Interdicción y Carrera Exitosa

Interdicción y Carrera Exitosa

¿Realmente se llevan bien?

Este artículo se publicó por primera vez en 2016 en mi blog Mente en Movimiento. En vista de las últimas noticias acerca de la salud de Britney Spears conviene repasar acerca de la conveniencia de los modelos sustitutivos de la voluntad de las personas con discapacidad psicosocial y a qué intereses sirven en última instancia.

La fama y el éxito en la carrera artística de muchos personajes a menudo se nos han mostrado como la cara luminosa que oculta una realidad difícil de asumir: adicciones y problemas psicológicos que conducen a escándalos y a graves pérdidas personales. Las presiones del mundo del espectáculo, tal como sucede en otros entornos laborales altamente competitivos, han conducido a algunas celebridades a graves crisis que, cuando no se han manejado apropiadamente, las han llevado a la decadencia profesional, económica e incluso han afectado su vida íntima.

Se conocen públicamente dos casos de grandes artistas estadounidenses con problemas mentales que fueron sometidos bajo la figura de la interdicción o tutela, como la denominan en otros estados. Uno de ellos es Brian Wilson, compositor y cantante muy reconocido en los años 60 como líder de los Beach Boys, quien se marginó de los escenarios y de la vida pública debido a su adicción a las drogas, con la que afrontaba otros problemas personales más complejos. Se sabe que confió en un mal profesional en psiquiatría, quien ejerció un dominio absoluto sobre toda su vida, lo diagnosticó erróneamente de esquizofrenia para mantenerlo sobremedicado y lo convenció de permitirle ser su tutor o guarda legal. Amparado en la figura legal de la interdicción, este personaje se aprovechó del señor Wilson durante nueve años y lo sometió a diferentes formas de abuso psicológico y económico. Pasado ese tiempo y con el apoyo familiar, porque el mismo Wilson no podía demandar, logró quitarse de encima la nefasta influencia de su abusivo tutor. Un funcionario designado por un juez del estado de California empezó a ocuparse de sus asuntos financieros y luego de someterse a tratamiento para recuperarse, se volvió a casar y logró regresar a los escenarios con algún éxito. Una historia que terminó razonablemente bien gracias a que Wilson pudo contar con una provisión de apoyos adecuada desde su entorno. Recomiendo la película Love and Mercy, en la que se relatan los hechos con más detalle.

Britney Spears. es recordada no sólo por su rotundo éxito en el mundo de la música pop, sino por su comportamiento fuera de control de hace varios años, resultado de problemas de adicción a sustancias, sumado a un trastorno mental del que no se ha sabido oficialmente su naturaleza, pese a las especulaciones de algunos medios. En este caso se trata de una mujer, muy joven y objeto constante de la implacable crítica del público, amplificada por las redes sociales en las que no existe la privacidad, otra sustancial fuente de ansiedad y malestar para cualquier persona. Después de pasar dificultades de todo tipo producidas por conflictos familiares, recaídas en las drogas y la adaptación a los fármacos psiquiátricos, aparentemente Spears ha logrado la estabilidad que tanto necesitaba en su vida profesional y familiar. En la actualidad se encuentra bajo interdicción y la tutela la ejerce su padre, quien maneja y controla todos sus asuntos. Teniendo en cuenta la cantidad de dinero que ha ganado la artista, considerada una de las mejor pagadas del 2015, no es de extrañar el gran interés familiar de hacerse cargo de sus negocios para asegurar su buena marcha. Todo queda en manos de gente de confianza, hay un buen flujo de dinero, se ha recuperado la imagen pública de la cantante y a juzgar por sus declaraciones concedidas en entrevistas y publicaciones en redes sociales, autorizadas por su tutor, es una persona feliz, bajo una estricta vigilancia y tratamiento farmacológico.

Su crisis fue un evento personal muy difícil, había que tomar medidas extremas no sólo por el bien de su fortuna sino por el de sus dos hijos, quienes ahora viven con ella después de habérsele quitado su custodia. Gracias a todo ese rigor y supervisión volvió a ser la de antes, bueno, casi. Nada garantiza que no vuelva a enfermar otra vez, el negocio se derrumbaría y no sería tan factible reconstruirlo de nuevo.

La prosperidad financiera es el indicador del grado de felicidad de alguien, si quedan dudas, para eso está Instagram. Pero, si la persona no puede expresarse por sí misma cuando lo desee, sin impedimentos de ningún tipo, hay lugar para desconfiar de que todo esto sea verdad. Si hay estabilidad emocional y satisfacción con la carrera y la vida familiar no debería existir temor de que la persona se sienta en libertad de vivir a sus anchas ¿O tal vez si?

Esa actitud controladora de los guardas, curadores o tutores sugiere miedo, de que la persona ya no esté tan “contenta”, de que quiera vivir de otra manera, de que desee ser algo que ya no convenga ni favorezca a nadie más que a esa persona, y entonces se acabaría la fiesta.

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